La migraña es una afección neurológica frecuente que provoca crisis repetidas de dolor de cabeza y sensibilidad a la luz o al ruido. Los episodios pueden durar desde horas hasta días y tienden a aparecer y desaparecer a lo largo de los años. Muchas personas con migraña notan náuseas, cambios en la visión llamados aura y dificultad para pensar con claridad durante una crisis. Afecta a niños y adultos, con mayor frecuencia a mujeres, y no pone en riesgo la vida, pero puede alterar la escuela, el trabajo y la vida diaria. El tratamiento incluye medicamentos de acción rápida para el dolor o las náuseas, fármacos preventivos y estrategias de estilo de vida, y reconocer los signos precoces de migraña puede ayudarte a iniciar el tratamiento antes.

Resumen breve

Síntomas

La migraña suele causar un dolor de cabeza pulsátil en un solo lado que empeora con la actividad, además de náuseas y sensibilidad a la luz y al sonido. Algunas personas notan signos precoces de migraña —cansancio, rigidez de cuello, bostezos o antojos de comida— horas antes. Otras presentan aura visual, hormigueo o dificultades para hablar.

Perspectivas y Pronóstico

La mayoría de las personas con migraña notan que los signos mejoran con el tiempo, sobre todo con un plan personalizado y control de desencadenantes. Las crisis pueden aparecer en ciclos; la frecuencia puede aumentar durante cambios hormonales y luego estabilizarse. El tratamiento precoz y las medidas en el estilo de vida suelen reducir los días perdidos por migraña.

Causas y factores de riesgo

La migraña surge de un cerebro sensible con una fuerte influencia genética. Sus desencadenantes y factores de riesgo incluyen hormonas, estrés, mal descanso, deshidratación, saltarse comidas, ciertos alimentos, alcohol, luz intensa, antecedentes familiares, sexo femenino, adolescencia, obesidad, ansiedad/depresión, lesión en la cabeza y uso excesivo de medicamentos.

Influencias genéticas

La genética desempeña un papel importante en la migraña; tener un padre o madre afectado aproximadamente duplica tu riesgo. Muchas variantes genéticas comunes influyen en la excitabilidad cerebral y en las vías del dolor, y condicionan tus desencadenantes, la frecuencia y la respuesta a los medicamentos. La migraña hemipléjica familiar, poco frecuente, se debe a mutaciones en un solo gen.

Diagnóstico

La migraña se diagnostica de forma clínica a partir de tu patrón de signos y tu historia clínica, junto con una exploración neurológica. Un diario de cefaleas o ver cómo respondes al tratamiento puede ayudar. Las pruebas o las imágenes del cerebro se usan para descartar otras causas; para diagnosticar migraña por lo general no hace falta ninguna prueba de imagen.

Tratamiento y medicamentos

El tratamiento de la migraña busca aliviar las crisis, acortar la recuperación y reducir su frecuencia. A muchos les ayudan los medicamentos de alivio rápido (como triptanes, gepants o fármacos contra las náuseas), además de reposo e hidratación. Las opciones preventivas incluyen betabloqueadores, topiramato, bloqueadores de CGRP, onabotulinumtoxinA y ajustes en el estilo de vida.

Síntomas

En un día normal, un dolor de cabeza pulsátil, las luces brillantes que se sienten demasiado intensas y una oleada de náuseas pueden echar por tierra tus planes. La migraña suele provocar un dolor de cabeza intenso junto con sensibilidad a la luz y al sonido y dificultad para pensar con claridad. Las manifestaciones varían de una persona a otra y pueden cambiar con el tiempo. Algunas personas notan signos precoces de migraña —como bostezos, antojos de comida o rigidez en el cuello— horas antes de que empiece el dolor de cabeza.

  • Dolor pulsátil de cabeza: Dolor pulsátil o palpitante, a menudo en un lado de la cabeza. Puede ser moderado a intenso y empeora con el movimiento o al agacharte. Muchas personas describen el dolor como un latido constante durante un ataque de migraña.

  • Sensibilidad a luz y sonido: Las luces brillantes y los ruidos cotidianos pueden sentirse molestos o dolorosos. Muchos buscan una habitación oscura y silenciosa hasta que cede la migraña.

  • Náuseas y vómitos: Es frecuente sentir el estómago revuelto, y algunas personas vomitan. Comer, los olores o el movimiento pueden empeorar las náuseas.

  • Síntomas de aura: Luces centelleantes, líneas en zigzag, puntos ciegos u hormigueo pueden aparecer antes o durante el dolor de cabeza. Los profesionales llaman a esto aura, que son cambios visuales o sensoriales de corta duración que suelen durar de 5 a 60 minutos. Puede haber dificultad para hablar o adormecimiento en un lado del cuerpo, que luego suele desaparecer.

  • Tensión en cuello y hombros: Molestias o tensión en los músculos del cuello y los hombros pueden aparecer antes o durante un ataque. Girar la cabeza puede sentirse rígido o doloroso. La molestia puede persistir después de que el dolor disminuya.

  • Mareo o vértigo: Puedes sentirte aturdido, inestable o como si la habitación girara. Ponerte de pie o moverte rápido puede empeorarlo.

  • Sensibilidad a los olores: Aromas cotidianos como perfumes, humo o productos de limpieza pueden sentirse abrumadores. Los olores intensos pueden desencadenar o intensificar un ataque.

  • Niebla mental: Puede costar concentrarte y encontrar palabras requiere más esfuerzo. Pensar puede sentirse lento durante y después de una migraña.

  • Empeora con actividad: El movimiento rutinario —caminar, subir escaleras o agacharte— puede intensificar el dolor de cabeza. Muchas personas hacen una pausa en lo que están haciendo porque la actividad hace que las manifestaciones se disparen.

  • Fase de aviso: Los signos precoces de migraña pueden incluir bostezos, antojos de comida, rigidez en el cuello o cambios de ánimo. Estos signos pueden aparecer horas o hasta un día antes del dolor de cabeza. Pueden avisarte de que se acerca un ataque.

  • Fatiga tras el ataque: Efectos posteriores como cansancio, niebla mental y sensibilidad del cuero cabelludo pueden durar hasta un día. Algunas personas se sienten agotadas o doloridas incluso cuando el dolor de cabeza ya terminó.

Cómo las personas suelen darse cuenta por primera vez

Muchas personas notan por primera vez la migraña como un dolor de cabeza pulsátil en un lado de la cabeza que aumenta a lo largo de horas, a menudo con náuseas, vómitos o una fuerte sensibilidad a la luz, los sonidos o los olores. Para algunas, los primeros signos de migraña son señales de alerta llamadas aura: cambios visuales breves como zigzags brillantes o manchas ciegas, o hormigueo en la cara o el brazo, que aparecen 5–60 minutos antes del dolor de cabeza. Suele reconocerse cuando estos episodios se repiten con un patrón, como dolores de cabeza que duran 4–72 horas, empeoran con la actividad habitual y mejoran en una habitación oscura y silenciosa.

Dr. Wallerstorfer

Tipos de Migraine

La migraña afecta la vida diaria de distintas formas, desde un dolor de cabeza que te obliga a cambiar planes hasta sensibilidad a la luz que hace difícil mirar pantallas. Las manifestaciones no siempre se presentan igual en todas las personas. Los profesionales suelen describirlas en estas categorías: crisis centradas en el dolor de cabeza, migrañas con “aura” sensorial, ataques más cortos pero frecuentes y patrones vinculados a hormonas. A continuación verás los principales tipos de migraña y en qué se diferencian sus signos, algo útil para entender qué tipos de migraña podrías estar experimentando.

Migraña sin aura

Es frecuente el dolor pulsátil en un lado de la cabeza, a menudo con náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido. La actividad suele empeorar el dolor. Las crisis pueden durar 4–72 horas.

Migraña con aura

Cambios visuales como luces centelleantes, líneas en zigzag o manchas ciegas pueden aparecer 5–60 minutos antes de que empiece el dolor de cabeza. Algunas personas también sienten hormigueo, entumecimiento o dificultad para encontrar palabras. El dolor de cabeza puede ser más leve o incluso estar ausente en algunas crisis.

Migraña menstrual

Las crisis se agrupan en los días justo antes o durante la menstruación por cambios hormonales. El dolor y la sensibilidad pueden ser más intensos y duraderos de lo habitual. Pueden responder de forma distinta a ciertos medicamentos pautados en torno al ciclo.

Migraña crónica

El dolor de cabeza aparece 15 o más días al mes durante más de 3 meses, con al menos 8 días con rasgos de migraña. Los signos pueden mezclarse, combinando dolor de migraña con características de cefalea tensional. Entre las crisis son frecuentes el cansancio, la niebla mental y los cambios de ánimo.

Migraña vestibular

Predominan el mareo, la sensación de giro o los problemas de equilibrio, a veces con sensibilidad al movimiento. El dolor de cabeza puede ser leve o ausente, pero son frecuentes las náuseas y la sensibilidad visual. Las luces, los patrones o los lugares concurridos pueden desencadenar las manifestaciones.

Migraña hemipléjica

Durante el aura aparece debilidad o pesadez en un lado del cuerpo, a veces con entumecimiento y cambios en el habla. Los signos pueden parecerse a un ictus, pero se resuelven al terminar la crisis. Busca atención urgente ante cualquier debilidad nueva o intensa o dificultad para hablar.

Migraña retiniana

La visión se oscurece o se pierde en un ojo durante minutos hasta una hora, por lo general seguida de dolor de cabeza. Estos episodios son poco frecuentes pero pueden asustar. Un examen ocular y una evaluación médica ayudan a descartar otras causas.

Migraña con aura del tronco encefálico

Los síntomas del aura comienzan en el tronco encefálico, con vértigo, zumbido de oídos, habla pastosa o visión doble. El dolor de cabeza suele seguir al aura. Puede haber desmayo, por lo que es importante una valoración médica.

Migraña abdominal

Dolor de barriga, náuseas y vómitos aparecen sobre todo en niños, a menudo sin dolor de cabeza. Los episodios pueden durar 1–72 horas y pueden ir seguidos de migraña típica más adelante en la vida. Entre episodios, los niños suelen encontrarse bien.

Migraña episódica

Las crisis ocurren en menos de 15 días al mes. Es habitual tener días sin dolor entre las crisis. Llevar un diario puede ayudarte a detectar desencadenantes y patrones.

¿Sabías?

Ciertas variaciones genéticas en los canales iónicos y en las vías que detectan el dolor hacen que las células del cerebro sean más excitables, lo que aumenta la probabilidad de dolor de cabeza pulsátil, náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido. En algunas familias, cambios poco frecuentes en CACNA1A o ATP1A2 desencadenan migraña hemipléjica con debilidad temporal.

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Causas y Factores de Riesgo

La migraña surge de vías cerebrales sensibles que reaccionan en exceso ante desencadenantes cotidianos.
Los genes y los antecedentes familiares aumentan el riesgo, y los signos precoces de migraña suelen empezar en la adolescencia.
Los médicos distinguen entre factores de riesgo que puedes modificar y los que no.
Las mujeres tienen un riesgo más alto, y los cambios hormonales con la menstruación pueden desencadenar crisis.
El estrés, dormir mal, el alcohol, la deshidratación y el uso frecuente de analgésicos pueden aumentar la frecuencia de las crisis.

Factores de Riesgo Ambientales y Biológicos

La migraña suele activarse cuando tus sensibilidades internas se encuentran con desencadenantes externos. Dos personas con la misma exposición pueden reaccionar de forma muy diferente: la biología marca la respuesta. A continuación verás factores ambientales y biológicos que pueden iniciar o intensificar las crisis.

  • Fluctuaciones hormonales: Los cambios de estrógeno durante la regla, el embarazo o la perimenopausia pueden aumentar la probabilidad de una crisis de migraña. La caída del estrógeno justo antes del sangrado es un desencadenante frecuente.

  • Enfermedad e infección: Resfriados, gripe u otras infecciones pueden generar inflamación que baja el umbral para una crisis. La fiebre o las respuestas del sistema inmunitario pueden activar las vías del dolor.

  • Lesión de cabeza y cuello: Una conmoción, un latigazo cervical u otras tensiones del cuello pueden sensibilizar nervios y vasos sanguíneos. En algunas personas, la migraña comienza o empeora después de estas lesiones.

  • Sensibilidad sensorial: Un sistema nervioso muy reactivo puede sobrerresponder a la luz, el sonido o los olores. Cuando varias señales se acumulan, el cerebro alcanza antes un punto de saturación.

  • Luz intensa o parpadeo: El deslumbramiento, las luces parpadeantes o los periodos largos bajo luz fluorescente o de pantallas pueden iniciar signos precoces de migraña, como cambios visuales. La luz muy intensa al final del día puede reforzar el efecto.

  • Entornos ruidosos: El ruido persistente, los sonidos súbitos fuertes o los espacios con eco pueden empujar al cerebro hacia la sobrecarga. Esto puede intensificar el dolor de cabeza y las náuseas durante una crisis.

  • Olores fuertes: Perfumes, aerosoles de limpieza, disolventes, humo o vapores de combustible pueden provocar dolor de cabeza y aura en personas sensibles. Incluso una exposición breve puede bastar para desencadenarlo.

  • Cambios de clima: Variaciones rápidas de la presión barométrica, tormentas o vientos secos pueden precipitar la migraña. Muchas personas notan que las crisis se agrupan en las transiciones estacionales.

  • Calidad del aire: La contaminación, el humo de incendios forestales y la mala ventilación interior pueden irritar los nervios implicados en el dolor de cabeza. Las partículas finas en el aire son causantes frecuentes.

  • Ciertos medicamentos: Fármacos que dilatan los vasos sanguíneos o alteran las hormonas pueden desencadenar crisis de migraña. Algunos ejemplos son ciertos medicamentos para el corazón y terapias hormonales; consulta con tu médico antes de cambiar cualquier prescripción.

  • Altitud y viajes: La gran altitud y los cambios de presión en cabina durante los vuelos pueden dificultar la llegada de oxígeno al tejido cerebral sensible. Cruzar husos horarios también puede desajustar el reloj del cerebro y favorecer una crisis.

  • Respuestas al estrés: Los picos de hormonas del estrés durante periodos intensos—o la bajada justo después—pueden abrir la puerta a una crisis. La tensión muscular en cuello y cuero cabelludo añade más carga.

Factores de Riesgo Genéticos

Muchas personas notan que la migraña se repite en su familia, lo que apunta a influencias genéticas fuertes. La mayoría de los casos se debe a muchos pequeños cambios en el ADN que actúan juntos, más que a un solo gen defectuoso. El riesgo no es destino: varía mucho entre personas.

  • Antecedentes familiares: La migraña suele agruparse en familias por genes compartidos. Si un padre o un hermano la padece, tu propia probabilidad puede ser mayor. En algunas familias, los signos precoces de migraña aparecen en la infancia.

  • Riesgo poligénico: Decenas o cientos de cambios comunes en el ADN aportan cada uno una pequeña cantidad de riesgo. En conjunto, pueden aumentar la probabilidad de la afección. Este es el patrón genético más frecuente.

  • Genes de migraña hemipléjica: Cambios raros en un solo gen pueden causar migraña hemipléjica familiar. Afectan cómo las células cerebrales transmiten señales eléctricas, a veces causando debilidad temporal en un lado del cuerpo durante las crisis. Las familias suelen mostrar un patrón de herencia claro.

  • ADN mitocondrial: Algunos cambios transmitidos por línea materna pueden alterar la energía celular. En una minoría de familias, esto puede contribuir a la susceptibilidad. Un patrón solo materno a lo largo de generaciones puede ser una pista.

  • Variantes específicas del aura: Ciertos cambios genéticos parecen estar más vinculados a la migraña con aura que a la migraña sin aura. Esto puede ayudar a explicar destellos visuales u otras manifestaciones de aura en algunas familias. Los patrones pueden diferir entre subtipos.

  • Genes neurovasculares: Variantes que afectan la señalización nerviosa y el control de los vasos sanguíneos pueden aumentar la susceptibilidad. Modulan cómo responden las vías del dolor de la cabeza y cómo se contraen o relajan los vasos. Pequeños cambios pueden bajar el umbral para una crisis.

  • Diferencias por ascendencia: Las variantes de riesgo más comunes pueden variar según la ascendencia. La mayoría de los estudios genéticos sobre migraña se han centrado en personas de ascendencia europea, por lo que los hallazgos pueden no reflejar a todas las poblaciones. La investigación se está ampliando para cubrir estas lagunas.

  • Síndromes vasculares raros: Algunas afecciones hereditarias de pequeños vasos pueden cursar con migraña, a menudo con aura. Las pistas incluyen cefaleas junto con ictus precoces, cambios de memoria o adormecimiento entre crisis. Puede considerarse una evaluación genética cuando estos signos de alarma están presentes.

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Factores de Riesgo del Estilo de Vida

Algunos hábitos diarios pueden aumentar la probabilidad de una crisis de migraña o hacer que ocurran con más frecuencia. Entender los factores de riesgo relacionados con tu estilo de vida en la migraña te ayuda a identificar patrones que puedes cambiar. Pequeños ajustes constantes en rutinas como el sueño, la alimentación y el manejo del estrés pueden reducir de forma significativa la frecuencia de las crisis. Usa un diario para relacionar hábitos con síntomas y ajustar tu plan.

  • Sueño irregular: Dormir muy poco, demasiado o cambiar tus horarios puede desencadenar crisis de migraña. Mantener horarios constantes para acostarte y levantarte puede reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis.

  • Estrés elevado: El estrés continuo y la “liberación” tras un pico de estrés son desencadenantes frecuentes. Practicar de forma regular técnicas de manejo del estrés como la relajación o el mindfulness puede reducir los días con crisis.

  • Hábitos con cafeína: Un consumo alto de cafeína o dejarla de forma brusca puede provocar migrañas. Mantén una ingesta moderada y constante, idealmente más temprano en el día.

  • Consumo de alcohol: El vino tinto y algunas bebidas espirituosas desencadenan migrañas con frecuencia en personas sensibles. Limitar el alcohol o evitar los desencadenantes conocidos puede reducir las crisis.

  • Deshidratación: Tomar pocos líquidos puede precipitar una crisis, especialmente con calor o ejercicio. Una hidratación constante a lo largo del día puede disminuir el riesgo.

  • Saltarse comidas: El ayuno o dejar pasar mucho tiempo entre comidas puede desencadenar migrañas por cambios en el azúcar en sangre. Comer de forma regular y equilibrada ayuda a estabilizar la energía y reducir las crisis.

  • Alimentos desencadenantes: Quesos curados, carnes procesadas, glutamato monosódico (MSG) y algunos edulcorantes pueden provocar crisis en algunas personas. Registrar la relación entre alimentos y síntomas te ayuda a personalizar qué evitar.

  • Ejercicio intenso: Un esfuerzo súbito y vigoroso puede desencadenar una crisis en algunas personas. Un acondicionamiento gradual y actividad moderada regular suelen reducir la frecuencia de la migraña.

  • Pantallas y luz: Pasar mucho tiempo frente a pantallas y la exposición a luces brillantes o parpadeantes puede desencadenar síntomas. Hacer pausas frecuentes y usar atenuación o filtros de luz azul puede ayudar.

  • Mala postura: La tensión de cuello y hombros por estar sentado mucho tiempo puede precipitar migrañas. Una postura ergonómica y estiramientos suaves de cuello y hombros pueden reducir las crisis.

  • Tabaquismo: La nicotina puede desencadenar dolor de cabeza y aumentar la frecuencia de la migraña. Dejar de fumar reduce el riesgo de crisis y mejora el control general de la migraña.

  • Abuso de analgésicos: Usar medicamentos para el dolor agudo muchos días al mes puede causar cefalea por abuso de medicación. Trabaja con tu profesional de salud para establecer límites y opciones preventivas.

Prevención de Riesgos

La prevención de la migraña se centra en reducir la frecuencia de las crisis y lo intensas que se sienten. Cada persona necesita estrategias de prevención diferentes: no hay una fórmula única. Hábitos pequeños y constantes, junto con los medicamentos adecuados, pueden disminuir los días perdidos por dolor, sensibilidad a la luz y náuseas. Trabaja con tu profesional de salud para diseñar un plan adaptado a tus desencadenantes, tu rutina y tus antecedentes médicos.

  • Registro de signos: Lleva un diario breve con los signos precoces de migraña, los desencadenantes y lo que te alivia. En pocas semanas suelen aparecer patrones en el sueño, el estrés, los alimentos o las hormonas.

  • Sueño regular: Mantén horarios estables para dormir y despertarte, incluso los fines de semana. Cambios grandes en la rutina pueden desatar migraña al día siguiente.

  • Comidas constantes: Come de forma regular y equilibrada y evita pasar muchas horas sin comer. Las bajadas bruscas de azúcar en sangre pueden desencadenar manifestaciones de migraña.

  • Hidratación y cafeína: Bebe agua con regularidad y limita la cafeína a una cantidad modesta y constante. Los cambios grandes en la cafeína o la deshidratación pueden invitar a una crisis de migraña.

  • Rutina de ejercicio: Apunta a actividad moderada la mayoría de los días, como caminar a paso ligero o montar en bicicleta. El ejercicio gradual y constante puede reducir la frecuencia de la migraña con el tiempo.

  • Manejo del estrés: Practica relajación, respiración profunda o mindfulness 10–15 minutos al día. El biofeedback o las estrategias de terapia cognitivo-conductual pueden reducir aún más los días con migraña.

  • Plan de fármacos agudos: Usa analgésicos de acción rápida o medicamentos específicos para migraña al inicio de la crisis. Limítalos a no más de 2–3 días por semana para evitar la cefalea por sobreuso de medicación.

  • Fármacos preventivos: Si las crisis son frecuentes o incapacitantes, pregunta por preventivos diarios o mensuales. Las opciones pueden incluir antihipertensivos, antiepilépticos, bloqueadores de CGRP u onabotulinum toxin para migraña crónica.

  • Manejo hormonal: En la migraña menstrual, valora la prevención a corto plazo alrededor de la menstruación o ajustar la anticoncepción. Adaptar las hormonas puede reducir crisis mensuales predecibles.

  • Control de desencadenantes: Controla la luz, el ruido y el brillo de pantallas con lentes tintadas, reducción del ruido y pausas regulares. Mantener entornos tranquilos en casa y en el trabajo puede bajar el riesgo de migraña.

  • Alcohol y tabaco: Limita el alcohol y evita la exposición al humo del tabaco. Ambos pueden desencadenar o empeorar la migraña en muchas personas.

  • Revisión de suplementos: Pregunta por magnesio, riboflavina (B2) o coenzima Q10, que tienen evidencia de apoyo en algunas personas. Tu médico puede recomendar dosis seguras y revisar interacciones o consideraciones en el embarazo.

  • Peso saludable: Si vives con sobrepeso, una pérdida de peso gradual puede reducir la frecuencia e intensidad de la migraña. Los cambios pequeños y sostenibles protegen más que las dietas estrictas.

  • Cuello y postura: Los estiramientos suaves, la ergonomía y la fisioterapia pueden aliviar la tensión cervical que alimenta la migraña. Ponte recordatorios para moverte y corregir la postura durante periodos largos en el escritorio.

  • Controles regulares: Programa revisiones para ajustar tu plan conforme cambia tu vida. Afinar el tratamiento y los hábitos mantiene la prevención de la migraña en buen rumbo.

Qué tan efectiva es la prevención?

La migraña es una afección neurológica adquirida, así que “prevención” significa reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis, no eliminarlas. En muchas personas, los medicamentos preventivos diarios pueden disminuir las crisis aproximadamente entre un tercio y la mitad, y los bloqueadores de CGRP más recientes a veces logran aún mejores resultados. Evitar tus desencadenantes personales, mantener un sueño regular, hacer comidas regulares, hidratarte y limitar el alcohol puede aportar una reducción adicional significativa. Los planes de tratamiento precoz, las habilidades para manejar el estrés y las opciones preventivas a medida funcionan mejor cuando se siguen de forma constante y se revisan con tu profesional de salud.

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Transmisión

La migraña no es contagiosa: no puedes contraerla de otra persona ni transmitirla por el contacto, el aire compartido, los besos o las relaciones sexuales.

La migraña suele presentarse en varias personas de una misma familia, y tener un padre, madre o hermano con migraña aumenta tus probabilidades porque muchos genes en conjunto pueden hacer que el cerebro sea más sensible a los desencadenantes. En la mayoría de las personas, la transmisión genética de la migraña es compleja y no hay un solo gen responsable, pero en raras ocasiones existe una forma causada por un solo gen en algunas familias y entonces cada hijo tiene alrededor de un 50% de probabilidad de heredarlo. También pueden aparecer por primera vez cambios nuevos en los genes, y aun cuando la predisposición se hereda, no significa que vayas a desarrollar crisis: el estilo de vida y el entorno siguen influyendo.

Cuándo hacerse pruebas genéticas

Considera hacer pruebas genéticas si las migrañas empiezan muy temprano, son graves o hemipléjicas, se agrupan con signos neurológicos (como debilidad o convulsiones), o hay muchos familiares cercanos afectados. Las pruebas pueden orientar la prevención y la seguridad de los medicamentos. Habla de ello cuanto antes si los ataques empeoran a pesar de un tratamiento a medida o si tienes previsto un embarazo.

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Diagnóstico

Para la mayoría de las personas, el diagnóstico de migraña se basa en un patrón de cefaleas repetidas y en cómo afectan tu vida diaria. A muchas personas les tranquiliza saber qué pueden mostrar —y qué no— sus pruebas. Los médicos suelen empezar por tu historia: cómo es el dolor, cuánto dura, qué lo desencadena y qué lo alivia. A partir de ahí, deciden si hacen falta exploraciones o estudios de imagen para descartar otras causas.

  • Patrón de signos: Los profesionales buscan cefaleas repetidas que duran horas hasta un par de días con características como dolor pulsátil, náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido. El dolor de cabeza suele empeorar con la actividad rutinaria y puede ser unilateral. Un antecedente de aura (cambios visuales o sensitivos temporales) refuerza el diagnóstico de migraña.

  • Historia clínica: Una historia personal y familiar detallada puede vincular tus signos con la migraña y excluir otras afecciones. La migraña suele presentarse en familias, por lo que tener familiares con cefaleas similares es una pista útil.

  • Exploración neurológica: Los médicos revisan reflejos, fuerza, visión, coordinación y sensibilidad. En la migraña, esta exploración suele ser normal entre las crisis, lo que ayuda a distinguirla de problemas del cerebro o de los nervios.

  • Diario de cefaleas: Registrar cuándo empiezan las cefaleas, cuánto duran, los signos, los medicamentos, los ciclos menstruales, el sueño y los posibles desencadenantes ayuda a aclarar patrones. Este registro muestra la frecuencia y respalda cómo se diagnostica la migraña a lo largo del tiempo.

  • Revisión de desencadenantes: Tu profesional puede sugerirte buscar desencadenantes frecuentes como cambios de estrés, saltarse comidas, alcohol, olores intensos o cambios hormonales. Identificar patrones puede reducir las crisis y refuerza la confianza en un diagnóstico de migraña.

  • Señales de alarma: Los médicos preguntan por signos de alerta como la cefalea súbita más intensa de tu vida, fiebre, rigidez de cuello, síntomas neurológicos nuevos o cefaleas que escalan rápidamente. Estas características sugieren otras causas y señalan la necesidad de una evaluación urgente.

  • Pruebas de imagen: Se puede solicitar una RM cerebral o una TC si hay señales de alarma, el patrón es nuevo o inusual, o la exploración es anormal. De lo contrario, no se necesita imagen de rutina en la migraña típica.

  • Análisis de sangre: Se pueden usar pruebas básicas para descartar afecciones como desequilibrio tiroideo, infección, anemia o problemas de electrolitos que pueden empeorar las cefaleas. Resultados normales apoyan una cefalea primaria como la migraña.

  • Respuesta a fármacos: Una buena respuesta a tratamientos específicos para migraña, como triptanes o gepantes, puede apoyar el diagnóstico. Tu profesional puede usar una prueba de tratamiento junto con tu historia y la exploración.

Etapas de Migraine

La migraña suele aparecer en varias fases predecibles, lo que puede ayudarte a detectar un patrón y actuar antes. Saber en qué fase estás durante una crisis puede guiar el momento de los medicamentos y del descanso. Muchas personas sienten alivio cuando entienden lo que está ocurriendo.

Pródromo (preheadache)

Cambios sutiles como bostezos, antojos de comida, rigidez en el cuello, cambios de ánimo o micción frecuente pueden aparecer primero. Estos signos precoces de migraña pueden empezar horas o 1–2 días antes del dolor de cabeza. Si los registras, podrás empezar el tratamiento antes.

Aura (si aparece)

Algunas personas notan efectos visuales como destellos o líneas en zigzag, puntos ciegos, hormigueo o dificultad para encontrar palabras. El aura suele durar 5–60 minutos y no todas las personas con migraña la presentan. Un aura nueva, súbita o diferente debe ser valorada por un profesional para descartar otras causas.

Ataque de dolor de cabeza

Un dolor palpitante o pulsátil—a menudo en un lado—va en aumento y puede ser de moderado a intenso. Puede empeorar con movimientos rutinarios y acompañarse de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz, al sonido o a los olores. Sin tratamiento, esta fase puede durar 4–72 horas.

Postdromo (recuperación)

Después de que el dolor cede, muchos se sienten agotados, con niebla mental o sensibles a la luz y al sonido, y el cuero cabelludo puede estar dolorido. Esta “resaca de migraña” suele mejorar en 24–48 horas aproximadamente. Rutinas suaves, líquidos y dormir pueden ayudarte a recuperarte.

¿Sabías sobre las pruebas genéticas?

¿Sabías que las pruebas genéticas a veces pueden arrojar luz sobre por qué las migrañas se dan en las familias y qué desencadenantes o vías pueden estar implicados en tu caso? Aunque la mayoría de las migrañas no están causadas por un solo gen, ciertas pruebas pueden confirmar tipos raros de migraña hereditaria y ayudar a tu equipo de atención a personalizar los planes de prevención y tratamiento. Conocer tus indicios genéticos no predecirá cada ataque, pero puede orientar decisiones más acertadas —desde los medicamentos hasta las medidas de estilo de vida— para que pases más días sintiéndote tú mismo.

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Perspectivas y Pronóstico

Mirar el panorama a largo plazo puede ser útil. Para la mayoría de las personas con migraña, es una enfermedad crónica pero manejable, con patrones de signos que pueden cambiar con el tiempo. Algunos notan que los ataques se vuelven menos frecuentes o más leves con la edad, mientras que otros pasan por ciclos de periodos activos y etapas tranquilas. Las complicaciones graves son poco frecuentes, y la migraña en sí no se considera potencialmente mortal, pero puede aumentar el riesgo de ansiedad, depresión y problemas de sueño si el dolor y la imprevisibilidad alteran tu vida diaria.

Muchas personas preguntan: “¿Qué significa esto para mi futuro?”, y la respuesta depende de la frecuencia de los ataques, los desencadenantes y de lo pronto que empiece una atención eficaz. Los signos precoces de migraña —como sensibilidad a la luz, náuseas o un “aura” de aviso— suelen ser una oportunidad para intervenir con tratamiento de acción rápida y control de desencadenantes, lo que puede reducir la duración y la intensidad de un ataque. A lo largo de meses y años, las estrategias preventivas constantes pueden reducir a la mitad o más los días de ataque mensuales en muchas personas con migraña. Cuando los médicos hablan de “remisión”, se refieren a meses o años con pocos o ningún ataque, algo que algunas personas experimentan, especialmente en etapas más avanzadas de la vida.

Con una atención continuada, muchas personas mantienen sus rutinas de trabajo, estudio y familia, aunque aún necesiten planificar pensando en días malos ocasionales. La mortalidad directamente por migraña no está aumentada, pero un pequeño subgrupo de personas con migraña con aura tiene un riesgo ligeramente mayor de ictus, especialmente si fuma o usa ciertos anticonceptivos que contienen estrógenos; abordar esos riesgos ayuda a mantener un pronóstico a largo plazo favorable. Habla con tu médico sobre cómo podría ser tu pronóstico personal.

Efectos a Largo Plazo

La migraña puede dejar huellas duraderas más allá de las horas de dolor de cabeza, afectando tu energía, tu capacidad de concentración y lo predecible que puede ser planificar tus días. Algunas personas continúan con crisis ocasionales durante años, mientras que otras desarrollan migraña crónica, con dolor de cabeza muchos días cada mes. Los efectos a largo plazo varían mucho: lo que persiste en una persona puede desaparecer en otra. Un pequeño grupo afronta mayores riesgos relacionados con el aura, que los médicos controlan a lo largo del tiempo.

  • Progresión crónica: Con el tiempo, la migraña episódica puede convertirse en migraña crónica con dolor de cabeza en 15 o más días al mes. Este cambio suele ocurrir tras años de crisis frecuentes y una mayor carga de síntomas.

  • Abuso de medicación: El uso regular y frecuente de analgésicos de acción rápida puede llevar a más días de dolor de cabeza a largo plazo. Este patrón, a veces llamado cefalea por abuso de medicación, puede mantener la migraña más activa.

  • Trastornos del ánimo: Muchas personas con migraña presentan tasas más altas de ansiedad y depresión a lo largo de los años. Estas afecciones pueden empeorar la frecuencia de las crisis y el tiempo de recuperación.

  • Alteraciones del sueño: La migraña de larga evolución se asocia con insomnio, sueño no reparador y patrones irregulares de sueño–vigilia. Dormir mal puede hacer que las crisis de migraña sean más probables y más intensas.

  • Niebla cognitiva: Las personas suelen referir pensamiento más lento, dificultad para encontrar palabras y lapsos de memoria durante y entre las crisis. Esta “niebla mental” puede prolongarse durante horas o días después de una migraña.

  • Sensibilidad sensorial: La sensibilidad a la luz, al sonido y a los olores puede persistir entre las crisis en algunas personas. La sensibilidad cutánea continua o alodinia puede hacer incómodo el tacto cotidiano o llevar gafas.

  • Riesgo de ictus con aura: La migraña con aura se asocia a un riesgo de por vida pequeño pero aumentado de ictus isquémico. El riesgo se observa sobre todo en mujeres menores de 45 años y aumenta con el tabaquismo o los anticonceptivos que contienen estrógenos.

  • Impacto en trabajo y estudio: Las ausencias, la menor productividad y los brotes impredecibles pueden afectar los ingresos y la educación a largo plazo. Las elecciones profesionales y los horarios pueden ajustarse para acomodar los patrones de migraña.

  • Síntomas vestibulares: Algunas personas desarrollan vértigo o problemas de equilibrio a largo plazo, a veces llamado migraña vestibular. Estos episodios pueden dificultar conducir, usar pantallas o estar en lugares concurridos.

  • Dolor de cuello y cuerpo: El dolor crónico de cuello y la sensibilidad muscular generalizada son compañeros frecuentes de la migraña de larga evolución. Estos dolores pueden aumentar la intensidad del dolor de cabeza y alargar la recuperación.

  • Patrones hormonales: A lo largo de las etapas de la vida, los cambios hormonales pueden moldear la frecuencia y la intensidad de la migraña. Muchos notan cambios alrededor de la menstruación, el embarazo, la perimenopausia y la menopausia.

  • Cambios en la RM cerebral: En las personas con migraña de larga duración, especialmente con aura, pueden aparecer pequeñas manchas de sustancia blanca en las resonancias (RM). Por lo general, estos hallazgos se consideran benignos y no se asocian a deterioro cognitivo.

  • Pródromo y signos precoces: Algunas personas recuerdan signos tempranos de migraña, como sensibilidad a la luz, bostezos o náuseas, horas antes del dolor de cabeza, y estos patrones pueden persistir durante años. Reconocer estas señales tempranas puede ayudar a explicar por qué las crisis parecen predecibles incluso cuando el momento varía.

Cómo es vivir con Migraine

Vivir con migraña a menudo significa planear tu día alrededor de la incertidumbre: una mañana normal puede transformarse en un dolor de cabeza pulsátil, sensibilidad a la luz y al sonido, náuseas y niebla mental que hacen que trabajar, ir a la escuela o conducir no sea seguro. Muchas personas aprenden a manejar los desencadenantes—como dormir de forma irregular, ciertos alimentos, saltarse comidas, deshidratación, luces brillantes o estrés—y mantienen a mano los medicamentos de rescate, pero los ataques aún pueden abrirse paso y obligarte a descansar en silencio y a oscuras. Para la familia, los amigos y los compañeros de trabajo, ayuda saber que la migraña es una enfermedad neurológica, no “solo un dolor de cabeza”, y que la flexibilidad—bajar la intensidad de las luces, reducir el ruido, ajustar los horarios—puede marcar una verdadera diferencia. Con un plan, atención preventiva y apoyo, muchas personas con migraña encuentran un ritmo llevadero, incluso si necesitan cancelar o ir más despacio en los días de brote.

Dr. Wallerstorfer

Tratamiento y Medicamentos

El tratamiento de la migraña se centra en aliviar el dolor durante las crisis y prevenir las futuras, para que pierdas menos días por dolor de cabeza, sensibilidad a la luz o náuseas. Los médicos suelen usar un plan en dos partes: medicamentos de acción rápida que tomas al primer signo de dolor (como AINE, triptanes o gepants) y opciones preventivas que tomas a diario o mensualmente (como betabloqueantes, ciertos antiepilépticos o antidepresivos, bloqueadores de CGRP o inyecciones de onabotulinumtoxinA para migraña crónica). Más allá de los medicamentos, otras medidas como dormir con regularidad, hidratarte, hacer ejercicio, reducir el estrés y limitar los desencadenantes conocidos pueden disminuir la frecuencia de las crisis, y algunas personas se benefician de dispositivos de neuromodulación o de la terapia cognitivo-conductual. No todos los tratamientos funcionan igual en todas las personas, así que tu médico puede ajustar tu plan con el tiempo para equilibrar beneficios y efectos adversos. Si los tratamientos de primera línea no ayudan, los especialistas pueden probar opciones de segunda línea, y llevar un diario sencillo de cefaleas puede orientar qué probar a continuación.

Tratamiento No Farmacológico

Muchas personas con migraña quieren opciones que reduzcan las crisis sin depender solo de los medicamentos. Los tratamientos no farmacológicos suelen sentar las bases para tener menos crisis y más leves. Una combinación de rutinas, terapias y dispositivos puede ayudarte a detectar los signos precoces de migraña y actuar con rapidez. Los planes suelen funcionar mejor cuando se adaptan a tus desencadenantes, tu rutina diaria y tus otras necesidades de salud.

  • Rutina de sueño: Mantén horarios estables para dormir y despertar, incluso los fines de semana. Apunta a 7–9 horas en una habitación oscura, fresca y silenciosa.

  • Hidratación y comidas: Bebe agua con regularidad a lo largo del día y no te saltes comidas. Una moderación suave de la cafeína puede ayudar a algunos, pero el exceso o las reducciones bruscas pueden desencadenar signos.

  • Registro de desencadenantes: Usa un diario sencillo para relacionar las crisis con estrés, falta de sueño, luz intensa o ciertos alimentos. Cuando veas patrones más claros, podrás planificar alrededor de los momentos de mayor riesgo y reducir la exposición.

  • Manejo del estrés: La relajación, el biofeedback o la terapia cognitivo‑conductual pueden reducir la frecuencia de las crisis. Estas habilidades ayudan a que tu sistema nervioso se calme ante las señales de aviso.

  • Mindfulness y respiración: Sesiones breves diarias de atención plena o respiración ritmada pueden reducir la reactividad al dolor. Muchas personas encuentran que estas herramientas acortan y suavizan los episodios.

  • Ejercicio regular: La actividad aeróbica moderada, como caminar rápido o ir en bicicleta, 150 minutos por semana (unas 2½ horas) puede disminuir la tasa de crisis. Empieza poco a poco y calienta para evitar desencadenantes por sobreesfuerzo.

  • Fisioterapia: El trabajo dirigido en cuello y hombros puede aliviar la tensión muscular que alimenta el dolor de cabeza. Un fisioterapeuta también puede entrenarte en postura y ejercicios suaves de movilidad.

  • Ergonomía y luz: Ajusta pantallas, asiento e iluminación para reducir el deslumbramiento y la tensión cervical. Considera pausas frecuentes, fuentes de mayor tamaño y lentes tintadas que suavicen la luz intensa.

  • Calor o frío: Una compresa fría en la frente o el cuello puede adormecer el dolor pulsátil. El calor en los músculos tensos de hombros o mandíbula puede liberar la tensión que mantiene el dolor.

  • Dispositivos de neuromodulación: Dispositivos de uso en casa que estimulan el nervio trigémino o el nervio vago, o la estimulación magnética de pulso único, pueden reducir el dolor o prevenir crisis. Suelen requerir receta y sesiones breves guiadas.

  • Ritmo y planificación: Programa las tareas exigentes para tus mejores horas e incorpora descansos cortos. Ritmos diarios constantes en sueño, comidas, actividad e hidratación pueden amortiguar a tu cerebro frente a los altibajos.

  • Apoyo social: Comparte tu plan con familia, amigos o un grupo de apoyo para facilitar el cumplimiento de las rutinas. Contar con ayuda para el cuidado de niños, comidas o traslados puede reducir el estrés durante un episodio.

¿Sabías que los medicamentos están influenciados por los genes?

Para muchas personas con migraña, los genes influyen en la velocidad a la que los medicamentos se absorben, se metabolizan y se eliminan, lo que cambia su eficacia y si aparecen efectos secundarios. Por eso, las dosis, la elección del fármaco o el momento de tomarlo suelen necesitar personalización.

Dr. Wallerstorfer

Tratamientos Farmacológicos

Vivir con migraña a menudo significa planificar tu día pensando en la posibilidad de un ataque. Tratar rápido los signos precoces de la migraña puede acortar o suavizar un episodio. A veces se usan medicamentos a corto plazo (tratamiento agudo), mientras que otros se emplean a largo plazo (terapia de mantenimiento). Las opciones de abajo incluyen fármacos de acción rápida para un ataque y preventivos para reducir la frecuencia de las migrañas.

  • AINEs: El ibuprofeno o el naproxeno pueden aliviar el dolor de migraña de leve a moderado y la sensibilidad a la luz o al sonido. Funcionan mejor si los tomas en cuanto empiezan los síntomas. Limita su uso para evitar cefaleas de rebote e irritación gástrica.

  • Acetaminofén/paracetamol: Alivia el dolor y es más suave para el estómago que algunos otros analgésicos. Funciona mejor para los síntomas iniciales de la migraña o ataques más leves. Mantente dentro del límite de dosis diaria para proteger el hígado.

  • Triptanes: El sumatriptán, rizatriptán o eletriptán pueden frenar un ataque al actuar sobre las vías de la migraña. Funcionan mejor ante el primer signo de dolor o aura. No son adecuados para algunas personas con riesgo cardiovascular o de ictus.

  • Gepantes: El ubrogepant o rimegepant tratan los ataques agudos bloqueando el CGRP sin contraer los vasos sanguíneos. Útiles si los triptanes no funcionan o no se toleran. El rimegepant también puede usarse con un esquema preventivo.

  • Ditans: El lasmiditan trata un ataque sin producir vasoconstricción arterial. Puede causar somnolencia o mareo. Evita conducir o manejar maquinaria durante al menos 8 horas tras una dosis.

  • Antieméticos: La metoclopramida o proclorperazina reducen las náuseas y pueden mejorar la absorción del analgésico. A menudo se combinan con otros fármacos agudos en casa o en la consulta. Los efectos adversos posibles incluyen somnolencia o inquietud.

  • Dihidroergotamina: Aerosol nasal, inyección o perfusión IV para ataques graves o prolongados. Puede ayudar cuando fallan otros fármacos agudos. No se recomienda en el embarazo ni en enfermedad vascular.

  • Betabloqueantes: El propranolol o metoprolol diarios pueden reducir la frecuencia y la intensidad de las migrañas. Los beneficios aumentan a lo largo de varias semanas. Los efectos adversos pueden incluir fatiga o presión arterial baja.

  • Preventivos antiepilépticos: El topiramato o valproato pueden reducir los días de migraña al mes. El topiramato puede causar hormigueo o dificultad para encontrar palabras, mientras que el valproato no se recomienda en el embarazo. Las dosis se ajustan de forma gradual para equilibrar beneficio y efectos adversos.

  • Antidepresivos: La amitriptilina o venlafaxina pueden prevenir ataques, especialmente cuando también hay mal sueño o ansiedad. La boca seca y la somnolencia son frecuentes con la amitriptilina. Tomarla por la noche puede mejorar la tolerancia.

  • Anticuerpos anti-CGRP: Erenumab, fremanezumab, galcanezumab o eptinezumab previenen las migrañas bloqueando las señales de CGRP. Se administran mensualmente o cada 3 meses por inyección o IV. Los problemas más comunes incluyen estreñimiento o reacciones en el lugar de la inyección.

  • OnabotulinumtoxinA: Para migraña crónica con 15 o más días de cefalea al mes. Inyecciones cada 12 semanas pueden reducir la frecuencia y la gravedad. Las aplican profesionales entrenados en puntos específicos de cabeza y cuello.

  • Opciones hormonales: En la migraña menstrual, la anticoncepción hormonal continua o de ciclo extendido puede ayudar a algunas personas. Los AINEs o triptanes pueden programarse antes de periodos predecibles. La idoneidad depende del riesgo de trombosis o ictus.

  • Medicinas de rescate: Cursos cortos de corticoides o bloqueos nerviosos en consulta pueden usarse para el status migrainosus. Reservados para crisis intensas que no responden al tratamiento habitual. No están pensados para la prevención a largo plazo.

Influencias Genéticas

La migraña suele presentarse en varias personas de una misma familia, lo que sugiere que hay una influencia genética en quién tiene más probabilidades de desarrollarla. Muchas personas preguntan: ¿la migraña es hereditaria? Los antecedentes familiares son una de las pistas más sólidas de influencia genética. En la mayoría de los casos, el riesgo se debe a muchas pequeñas diferencias en los genes que actúan en conjunto como reguladores de intensidad sobre las vías cerebrales que procesan el dolor y las señales sensoriales, más que a un único “gen de la migraña”. Si uno de tus padres o un hermano tiene migraña, tu probabilidad es mayor —aproximadamente dos a tres veces—, aunque no todas las personas con ese antecedente desarrollarán ataques. Los genes también interactúan con desencadenantes como cambios hormonales, estrés, falta de sueño o ciertos alimentos, por lo que los episodios pueden variar mucho incluso dentro de la misma familia. Una forma hereditaria poco frecuente llamada migraña hemipléjica familiar está relacionada con cambios en un solo gen y causa debilidad temporal en un lado del cuerpo; en esas familias, los médicos pueden plantear pruebas genéticas y asesoramiento genético. En la migraña habitual, no se necesitan pruebas genéticas de rutina, pero conocer tus antecedentes familiares puede orientar las decisiones de prevención y tratamiento.

Cómo los genes pueden causar enfermedades

Los seres humanos tienen más de 20 000 genes, y cada uno realiza una o algunas funciones específicas en el cuerpo. Un gen le indica al cuerpo cómo digerir la lactosa de la leche, otro le dice cómo construir huesos fuertes y otro evita que las células comiencen a multiplicarse sin control y se conviertan en cáncer. Como todos estos genes juntos son las instrucciones de construcción de nuestro cuerpo, un defecto en uno de ellos puede tener consecuencias graves para la salud.

A través de décadas de investigación genética, conocemos el código genético de cualquier gen humano sano/funcional. También hemos identificado que, en ciertas posiciones de un gen, algunas personas pueden tener una letra genética diferente a la suya. A estos puntos críticos los llamamos “variaciones genéticas” o simplemente “variantes”. En muchos casos, los estudios han demostrado que tener la letra genética “G” en una posición específica es saludable, mientras que tener la letra “A” en la misma posición interrumpe la función del gen y causa una enfermedad. Genopedia le permite ver estas variantes en los genes y resume todo lo que sabemos de la investigación científica sobre qué letras genéticas (genotipos) tienen consecuencias buenas o malas para su salud o sus rasgos.

Farmacogenética - cómo la genética influye en los medicamentos

Para muchas personas que viven con migraña, encontrar un medicamento que funcione y sea tolerable requiere prueba y error. Tus genes pueden influir en cómo tu organismo procesa ciertos medicamentos para la migraña, lo que puede cambiar su eficacia y la probabilidad de que aparezcan efectos secundarios. Un “metabolizador lento” procesa el medicamento más despacio, por lo que una dosis estándar puede resultarte demasiado fuerte. Otras personas descomponen los medicamentos muy rápido, así que el efecto puede durar menos o incluso no notarse.

Las variantes en genes que regulan enzimas del hígado como CYP2D6 y CYP2C19 pueden influir en la respuesta a los tricíclicos (como amitriptilina) y a algunos betabloqueantes usados para prevención. Los médicos a veces usan esta información para ajustar la dosis inicial y reducir problemas como somnolencia, mareo o una frecuencia cardiaca muy baja. En el caso de los triptanes y de los medicamentos más recientes dirigidos al CGRP, por ahora hay evidencia limitada para recomendar pruebas farmacogenéticas de rutina, de modo que las interacciones con otros fármacos y tus antecedentes de salud suelen pesar más; actualmente, las pruebas farmacogenéticas para el tratamiento de la migraña son más útiles al elegir ciertos tratamientos preventivos que en las terapias para crisis.

Otros factores, como los demás medicamentos que tomas, la edad y la salud del hígado o los riñones, siguen teniendo un papel importante.

Interacciones con otras enfermedades

La migraña suele ir de la mano de otros problemas de salud, y esta combinación puede influir en la frecuencia de las crisis y en cómo se sienten. Puedes notar que tus signos empeoran cuando otra afección está activa. La ansiedad, la depresión y un sueño de mala calidad—especialmente el insomnio o la apnea del sueño—pueden bajar tu umbral del dolor y hacer que las crisis sean más frecuentes. En las personas con migraña con aura, existe un aumento pequeño pero real del riesgo de ictus isquémico, sobre todo en mujeres menores de 45 años que fuman o usan anticonceptivos con estrógenos; controlar la tensión arterial, el colesterol y el tabaquismo es importante. El asma, las alergias, el síndrome de intestino irritable y la fibromialgia suelen presentarse junto con esta condición, probablemente por vías nerviosas e inmunitarias compartidas y sensibles. Si convives con otras enfermedades crónicas, cuenta a tu equipo de atención todas tus diagnósticos y los signos precoces de migraña para que los planes de tratamiento se alineen y un tratamiento no empeore otro.

Condiciones Especiales de Vida

Puedes notar nuevos retos en tus rutinas diarias. Durante el embarazo, la migraña puede cambiar: para muchas personas, los ataques disminuyen después del primer trimestre, pero algunas siguen con náuseas, sensibilidad a la luz o dolor de cabeza incapacitante. Las opciones de medicación suelen cambiar en el embarazo y durante la lactancia, así que habla con tu médico antes de iniciar o suspender cualquier tratamiento.

Los niños con migraña pueden verse pálidos, tener náuseas o ponerse muy callados en lugar de describir el dolor de cabeza típico. Los adolescentes pueden faltar a la escuela y tener sensibilidad a las pantallas, mientras que los adultos mayores pueden tener menos dolores de cabeza pero más auras visuales o mareo; además, los médicos también buscarán otras causas de dolores de cabeza nuevos a esa edad.

Si eres deportista activo y tienes migraña, por lo general puedes seguir activo; la hidratación, las comidas regulares, los calentamientos y mantener rutinas de sueño ayudan a reducir los ataques desencadenados por el esfuerzo. Con la atención adecuada, muchas personas continúan controlando bien la migraña a lo largo de cambios vitales como el embarazo, el envejecimiento y las variaciones en la actividad.

Historia

A lo largo de la historia, las personas han descrito un dolor de cabeza súbito y punzante que llegaba en oleadas y a veces robaba los sentidos: la luz se sentía cortante, los sonidos demasiado fuertes y el mundo se inclinaba. En un mercado bullicioso o en un aula tranquila, quienes tienen migraña podían necesitar apartarse, tumbarse o buscar un rincón oscuro hasta que la tormenta amainara. En los relatos de la comunidad, a menudo se hablaba de “jaquecas” que se daban en ciertas familias, convirtiendo días normales en una planificación cuidadosa alrededor de desencadenantes como saltarse comidas o dormir poco.

Las descripciones antiguas muestran que los médicos en Grecia y Roma reconocieron un dolor de cabeza de un solo lado con náuseas y sensibilidad a la luz. Los remedios eran sencillos y a veces duros, pero se observó el patrón: los episodios aparecían y luego cedían. Desde las primeras teorías hasta la investigación moderna, la historia de la migraña ha pasado de considerarse un problema de los vasos sanguíneos a entenderse como una alteración de las redes nerviosas que puede afectar a todo el cuerpo. Con el tiempo, las descripciones se hicieron más precisas, separando la migraña de otros tipos de cefalea y detectando signos precoces de migraña como bostezos, antojos de comida o rigidez cervical horas antes del dolor.

En los siglos XIX y principios del XX, las publicaciones describieron “auras” visuales —zigzags brillantes, puntos ciegos o arcos centelleantes— que algunas personas experimentaban antes del dolor de cabeza. Al principio se entendía solo por los síntomas; más tarde, herramientas como el electroencefalograma y la neuroimagen ayudaron a descartar otras causas, pero también mostraron que la migraña no deja cicatriz en el cerebro entre los episodios. Con cada década, los investigadores trazaron patrones: la migraña era frecuente, tendía a repetirse en familias y afectaba a más mujeres que hombres tras la pubertad.

En las últimas décadas, ha crecido la conciencia de que la migraña es un trastorno neurológico que implica vías cerebrales sensibles, no un signo de debilidad ni de mala capacidad de afrontamiento. Los científicos cartografiaron los circuitos del dolor “trigeminovasculares”, describieron ondas expansivas de actividad cerebral que podrían explicar el aura e identificaron sustancias como el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) que aumentan durante los episodios. Estos hallazgos llevaron a tratamientos dirigidos y opciones preventivas, un punto de inflexión para muchas personas con migraña frecuente.

Las clasificaciones médicas cambiaron a medida que los grupos de expertos establecieron criterios claros, lo que mejoró el diagnóstico y la investigación. Esto ayudó a distinguir la migraña con aura, la migraña sin aura y la migraña crónica, y también a reconocer que los síntomas varían según las etapas de la vida y entre individuos. No todas las descripciones iniciales estaban completas, pero en conjunto sentaron las bases del conocimiento actual.

Hoy, la historia de la migraña se sigue escribiendo gracias a la genética y a los estudios poblacionales. Los patrones de herencia se observaron mucho antes de que la investigación del ADN explicara ahora parte del riesgo, mostrando que múltiples genes actúan como reguladores de intensidad sobre la sensibilidad nerviosa. Mirar atrás ayuda a explicar por qué la comprensión y la atención han mejorado de forma constante, y por qué las personas con migraña merecen el mismo respeto y apoyo que se brinda a cualquier problema de salud crónico.

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