Muchas personas notan por primera vez un aneurisma intracraneal solo cuando se rompe, con un dolor de cabeza repentino, extremadamente intenso, “el peor dolor de cabeza de mi vida”, a menudo acompañado de náuseas, vómitos, rigidez de nuca, sensibilidad a la luz, confusión o pérdida de conciencia; es una urgencia médica. Cuando no se ha roto, las señales de alarma pueden ser sutiles o inexistentes; algunas personas notan cefaleas nuevas y focales, cambios en la visión (visión doble, párpado caído), dolor alrededor o detrás de un ojo, o debilidad o entumecimiento en un lado de la cara. Otras descubren un aneurisma de forma incidental durante una neuroimagen realizada por motivos no relacionados, como después de un traumatismo craneal menor o por cefaleas persistentes.