Muchas personas se dan cuenta por primera vez de la bulimia nerviosa cuando los atracones se sienten fuera de control y van seguidos de esfuerzos urgentes por “compensarlos”, como provocarse el vómito, ayunar, hacer ejercicio de forma compulsiva o usar laxantes de manera indebida. Las señales de alerta precoces pueden incluir ir al baño con frecuencia después de comer, mejillas o mandíbula hinchadas, dolor de garganta, sensibilidad dental, reflujo ácido, reglas irregulares o mareos, junto con una preocupación intensa por el peso y la figura que empieza a invadir tu vida diaria. Los amigos o la familia pueden notar que la comida desaparece rápidamente, reglas estrictas sobre qué comer, cambios de humor y secretismo en torno a las comidas, señales que en conjunto pueden indicar los primeros signos de bulimia nerviosa.